*Aún en tierra seca*
En las manos del Señor es donde más seguro estoy. Allí los temblores de tierra no amenazan la PAZ que Jesús ha puesto. En las manos de Jesús, en sus amables manos vivo. No hay tormenta, no hay enfermedad, no hay tribulación que marchite esta esperanza abundante.
Es así, una esperanza que teje en mis entrañas muchas ganas de vivir. Un piano que recita un poema que hace que nazcan flores aún en tierra seca. Plenitud de gozo.
En las manos del Señor vivo.
-SAC
Dios está atento.
Dios esta atento, vigilante cual soldado atalaya las almas en peligro de naufragio. De madrugada espera ese sencillo destello de fe, esa pequeña sinfonía que ilumine el espíritu de muchos mortales. Dios está atento al clamor de su pueblo. Pendiente de que no se pierda tan siquiera uno de sus elegidos. Por la abundancia de su amor entraré confiadamente a su presencia. Descansaré de todos los afanes y las dudas que el enemigo siembra. Dios está atento; Como con un escudo me protegerá y con su eterna mirada me bendecirá.
Resucita*
Las sendas oscuras solo traen dolor y amagura aún al más optimista de los mortales. Ellas aconsejan en lo oculto para no dejar sospecha de que acechan para robar, matar y destruir. Corrientes de aguas secas anunciando una segura catastrofe. Torbellinos con vientos de huracán presagiando lo peor... Arboles desaraigados, frutos destruidos, desparramados por doquier. Por tanto, impera el caos y la anarquia espiritual. Imperan las soledades, las agonias internas y el desasociego. Arrebatados por el viento hacemos un último intento por resistir, por no ser hoja seca que pisoteo el averno. Las sendas oscuras solo traen dolor y sufrimiento. Las sendas del Señor resucitan y alcanzan, ellas nos llenan de ESPERANZA.
RUSUCITA.
Oh Pastor de Israel, escucha;Tú que pastoreas como a ovejas a José,Que estás entre querubines, resplandece. Despierta tu poder delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,Y ven a salvarnos. Oh Dios, restáuranos;Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Un querube resplandece en mi corazón cuando te veo. Allí se vierten por la tierra petalos de margaritas. Son fortalecidas mis manos caídas y mis puertas rotas son restauradas. El resplandor de tus santas manos eleva mi alma a alturas jamás sospechadas. Me diste a beber el nectar reservado para tus huestes santas, me consolaste en las soledades más amargas. Y es por ti que se arraigan a lo profundo de la tierra mis raices. Por eso se encienden en mi interior luciernagas celestes. Aguaceros, rocios virginales. Vendimia de esperanza.
Un querube resplandece en mi corazón cuando te veo...
Es bueno saber que cuento con Dios
La espera puede ser larga, pero en Cristo la ESPERANZA es eterna.
