sábado, 20 de enero de 2024

Mateo 24:12

Mateo 24:12 - y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Hoy estuve caminando en varias comunidades del pueblo de ARROYO (Puerto Rico). Allí, visité una barriada pequeña que se encuentra detrás de la antigua central de azúcar y el hospital Lafayette. También visité una urbanización pequeña al otro lado de la avenida principal. Les diré que mientras más me acercaba a la gente y les ofrecía las tablitas, más crecía el rechazo. Sin duda hoy fue uno de esos días en donde el desamor y la falta de interés por las cosas espirituales se hizo evidente. Fueron muchos los que me miraron con desprecio y otros sencillamente me ignoraron. Mientras caminaba recordaba la cita en el versículo 12 de Mateo 24: y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Luego de mi experiencia un tanto amarga en aquellas dos comunidades, visité otra urbanización de clase media bien acomodada, si se puede usar el término, usted me entiende… Pero, nuevamente, la reacción de las personas fue similar. Es más, diría que peor. ¿Por qué? Me pregunto… Porque sin duda se ha multiplicado la maldad y los valores y principios de cordialidad y hermandad se hacen más y más escasos. La gente parece estar demasiado envuelta en sus asuntos y cuando alguien llega a sus casas hablando de JESUCRISTO es tomado por cualquier otra cosa Y bueno, después de terminada aquella comunidad visité otra urbanización aún más grande. El trato gracias a Dios mejoró un poco y pude terminar mi jornada de cuatro horas y media con un semblante más sereno. En fin, que caminé cuatro horas de aquí para allá sin encontrar mucha gente que deseará escuchar de Cristo y de su gran amor. Recuerdo que conocí una joven, madre soltera, que estaba en su sexto mes de embarazo. Me confió que estaba pasando por una depresión por toda aquella difícil situación. Tenía una niñita de tres y uno en camino. Mi llegada a su hogar fue como un recordatorio de parte de Cristo, según ella. Y qué bueno fue para mí escuchar su agradecimiento y recibir su buen trato después de tantos rechazos. — Claro que sí, vale la pena mi trabajo, me dije.